viernes, 27 de junio de 2008

Catequesis sobre las Procesiones

CATEQUESIS SOBRE LAS PROCESIONES

247. Para que la procesión conserve su carácter genuino de manifestación de fe, es necesario que los fieles sean instruidos en su naturaleza, desde un punto de vista teológico, litúrgico y antropológico.

Desde el punto de vista teológico se deberá destacar que:

  • la procesión es un signo de la condición de la Iglesia, pueblo de Dios en camino que, con Cristo y detrás de Cristo, consciente de no tener en este mundo una morada permanente (cfr. Heb 13,14), marcha por los caminos de la ciudad terrena hacia la Jerusalén celestial;
  • es también signo del testimonio de fe que la comunidad cristiana debe dar de su Señor, en medio de la sociedad civil;
  • es signo, finalmente, de la tarea misionera de la Iglesia, que desde los comienzos, según el mandato del Señor (cfr. Mt 28,19-20), está en marcha para anunciar por las calles del mundo el Evangelio de la salvación.

Desde el punto de vista litúrgico se deberán orientar las procesiones, incluso aquellas de carácter más popular, hacia la celebración de la Liturgia:

  • presentando el recorrido de iglesia a iglesia como camino de la comunidad que vive en el mundo hacia la comunidad que habita en el cielo;
  • procurando que se desarrollen con presidencia eclesiástica, para evitar manifestaciones irrespetuosas o degeneradas;
  • estableciendo un momento inicial de oración, en el cual no falte la proclamación de la Palabra de Dios;
  • valorando el canto, preferiblemente de salmos y las aportaciones de instrumentos musicales;
  • sugiriendo llevar en las manos, durante el recorrido, cirios o lámparas encendidas;
  • disponiendo las estaciones, que, al alternarse con los momentos de marcha, dan la imagen del camino de la vida;
  • concluyendo la procesión con una oración doxológica a Dios, fuente de toda santidad, y con la bendición impartida por el Obispo, presbítero o diácono.

Finalmente, desde un punto de vista antropológico se deberá poner de manifiesto el significado de la procesión como "camino recorrido juntos":

  • participando en el mismo clima de oración, unidos en el canto,
  • dirigidos a la única meta, los fieles se sienten solidarios unos con otros,
  • determinados a concretar en el camino de la vida los compromisos cristianos madurados en el recorrido procesional.

 

Tomado del Directorio de la Piedad Popular