El incienso desempeña un papel significativo en las exequias, que son ceremonias fúnebres en honor a los difuntos. El incienso, con su fragancia dulce y su humo aromático, se utiliza para simbolizar la elevación de las oraciones y honrar el espíritu del fallecido. Su aroma se cree que purifica el ambiente y actúa como un medio de conexión entre el mundo terrenal y el espiritual. Además, el humo del incienso se considera un símbolo de transitoriedad y transformación, recordándonos la naturaleza efímera de la vida y el paso del alma hacia el más allá. En resumen, el incienso en las exequias representa la devoción, el respeto y la transición hacia la eternidad.