lunes, 12 de octubre de 2009

LA RELIGIOSIDAD POPULAR

 

La religiosidad popular es un tema muy usado y que no goza de excesivos entusiasmos últimamente. Bueno es reproducir unas líneas de Benedicto XVI sobre el tema escritas cuando era cardenal: “La religiosidad popular es el humus sin el cual la liturgia no puede desarrollarse. Desgraciadamente muchas veces fue despreciada e incluso pisoteada por parte de algunos sectores del Movimiento Litúrgico y con ocasión de la reforma postconciliar. Y sin embargo, hay que amarla, es necesario purificarla y guiarla, acogiéndola siempre con respeto, ya que es la manera con la que la fe es acogida en el corazón del pueblo, aun cuando parezca extraña o sorprendente. Es la raigambre segura e interior de la fe”. Magníficas palabras para valorar ese fenómeno de la religiosidad popular uno de cuyos elementos más destacados son las Hermandades y Cofradías. El “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia” de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos nos ilustra sobradamente sobre las formas de culto y especialmente sobre las prácticas de la piedad popular.

Las formas de culto de las Hermandades y Cofradías, en su vertiente devocional más generalizadas, se resumen en novenas, septenarios, quinarios y triduos, teniendo siempre como centro celebrativo la Eucaristía.

*         LA NOVENA: Es un ejercicio piadoso que dura nueve días, dedicado generalmente a la Virgen María y a otros santos y santas, así como a devociones particulares. Muchas de las novenas tiene indulgencias y la única novena que no era de devoción sino litúrgica fue la prescrita por León XIII en el año 1895 dedicada al Espíritu Santo para preparar Pentecostés.

*         EL SEPTENARIO: Es un ejercicio de siete días especialmente dedicado a la Virgen en sus advocaciones dolorosas, como recuerdo de los siete dolores que padeció la Virgen al contemplar los padecimientos de Cristo ante la Cruz.

*         EL QUINARIO: Ejercicio de cinco días que parece tener su origen en el recuerdo de las cinco llagas de Cristo (manos, pies y costado) y se celebran tanto para el culto a Cristo, como a la Virgen.

*         EL TRIDUO: Ejercicio de tres días dedicado tanto a Cristo como a la Vírgen. Tres son las personas de la Trinidad y tres los días que conforman el Triduo Pascual. Se dedican también Triduos al Santísimo.

*         EL VÍA CRUCIS CUARESMAL Y EL VÍA LUCIS, su equivalente pascual, son otras formas de devoción muy utilizados por las Cofradías, especialmente el ejercicio del Vía Crucis en el cual se recorren los momentos más sobresalientes de la Pasión y Muerte de Cristo a través de sus catorce estaciones. De igual forma, en la Cuaresma, están bastante extendidas las meditaciones sobre el Stabat Mater y sobre las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, difundidas estas últimas en el S. XVII sobre todo gracias al tratado que sobre dicho tema escribió San Roberto Belarmino. El Sermón sobre las Siete Palabras es fuente importante de reflexión durante los días cuaresmales y en Valladolid adquiere su máximo exponente en la mañana del Viernes Santo en su Plaza Mayor.

*         NO PODEMOS DEJAR DE NOMBRAR LA SEÑAL DE LA CRUZ. Hacer la señal de la cruz es el gesto fundamental del cristiano. Santiguarse es aceptar a Cristo en nuestra vida, reconocernos discípulos suyos. Si además utilizamos el agua bendita para santiguarnos nos trae recuerdos del bautismo. En definitiva es una profesión de fe en el Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hacer la señal de la cruz equivale a ponernos bajo la protección del Señor, equivale a un escudo que nos protege de las tribulaciones diarias y nos anima a seguir adelante.